domingo, 9 de diciembre de 2007

De donde sale mi nombre "Jayguer"...

Siempre la gente me pregunta, “Y de donde sale ese nombre???”. Resulta que según cuenta mi Mamá le gustaba el nombre de Jairo, pero una vez vio el seudónimo de este periodista grafico, colombiano, poeta y artista plástico, famoso por sus fotografías de la guerra del que aun se escuchan sus poemas en las radios de Panamá y prefirió ponerme ese nombre… Jayguer

Mi nombre es la composición de nombre y apellido, Jai de Jaime y Guer de Guerrero; la cosa es que mi Mamá le puso la “y (i griega)” para que se viera más cool.

Jayguer = (Jai)me y (Guer)reo


PD: Aquí les dejo un artículo que escribieron en La Prensa, periódico de Panamá, sobre Jaime Guerrero.


Jaiguer, poeta de la imagen


Hermes Sucre Serrano
mailto:Serranohsucre@prensa.com

(Artículo tomado de http://www.prensa.com/)


Casi pasaba la hora de cierre aquella tarde de 1959 en el diario El Correo, de Medellín, Colombia. Al director, Adolfo León Gómez, un hombre neurasténico y gruñón, le tomó segundos cruzar la estrecha redacción para quedar frente a Jaime Guerrero (Jaiguer) para decirle: “hiciste una foto horrible”. No hubo más comentarios.


Al día siguiente, la fotografía apareció en primera plana a ocho columnas. Jaiguer había captado el momento en que el “Caimán” Sánchez, arquero internacional, detenía el balón en el aire, durante un juego en el estadio Atanasio Girardot. La foto -en contraluz y silueta- impresionó al inconmovible León Gómez, quien la llamó horrible, por decir sensacional. Y para mejor suerte, ese día El Correo registró buena impresión, sin los cotidianos embarres de tinta.


A partir de ese instante comenzó a cobrar fuerza la carrera profesional del modesto joven, nativo de Abriaquí, pueblo pastoril, con apariencia de paraíso. Jaiguer cursó estudios en el Ateneo Antioqueño, en el Seminario Menor y en el Liceo de la Universidad de Antioquía. Fue futbolista profesional en el Deportivo Independiente de Medellín. Cuando se casó, se dejó de juegos y se entregó a la fotografía.


Después de 20 años -desde la muerte del general Omar Torrijos Herrera- Jaiguer se encuentra nuevamente en Panamá. Tiene 63 años (40 en la profesión), pero no los aparenta, primero porque es un deportista, y segundo por su sospechoso cabello negro, quizás ayudado con la complicidad de la anilina. Tiene cuatro hijos, tres colombianos (Mauricio, Héctor Javier y John Jairo) y uno panameño (Omar Guerrero Grimaldo).

La ruta del autodidacta

En sus inicios se desempeñó como ayudante de laboratorio de fotografía con un tío, pero pronto dejó el cuarto oscuro para irse al campo a retratar la vida. Como autodidacta, y a base del ensayo y error, perfeccionó sus conocimientos técnicos. Recorría los barrios de la ciudad, de casa en casa, en busca de fotografías humanas, que mostraran el diario vivir, la tragedia, el dolor y el amor entre semejantes. Sus creaciones fotográficas iban acompañadas de inspiraciones poéticas.
En 1959, los retratos de las reinas de las fiestas de Manizales le abrieron las puertas del periódico El Correo. En 1961 ganó su primer premio en Alemania. Formó parte del equipo periodístico y fotográfico de El Colombiano, de la revista Vea Deportes, el Periódico de Bogotá, dirigido por Consuelo Montejo, El Espacio. Trabajó con el presidente Alfonso López Michelsen. En Panamá fue fotógrafo de los generales Omar Torrijos y Manuel Antonio Noriega. Después de la invasión de Estados Unidos a Panamá (diciembre de 1989) tuvo que quemar todo su archivo por temor a represalias. Ha ganado 35 premios de fotografía, entre mundiales, internacionales y nacionales.

Sentimientos

La fotografía es sentimiento y amor. La mejor máquina y la mejor tecnología la constituye el ser humano. Cada fotografía es una poesía. “Una persona sosa y simple nunca verá la belleza de un paisaje. Una persona dura de corazón nunca verá la lágrima en un niño, ni a la viuda desamparada”, comentó Jaiguer.

Admite que la nueva tecnología facilita y perfecciona el trabajo, pero nunca puede reemplazar el sentimiento y el ingenio humano; esa habilidad de “ver lo que los demás no ven”. Los fotógrafos con garras hacen un buen trabajo con cualquier cámara, por sencilla que sea; son como los poetas que cuando se inspiran solo necesitan un lápiz y un papel.

Las vivencias y el constante andar por los caminos de la vida le dan al fotógrafo sabiduría, intuición, creatividad, cualidades que luego se trasmiten en escenas llenas de colorido, de calor humano y de dramatismo. Los reporteros gráficos pasan por un examen diario cuando salen a la calle. Primero tienen que enfrentar peligros de muerte, y después que regresan a la redacción se someten al minucioso escrutinio de los editores. “Las fotos tienen que hablar por uno”. Durante el episodio de la toma del Palacio de Justicia, en Bogotá, en 1985, el intrépido fotógrafo desafió la línea de fuego para obtener unas buenas vistas. Una vez se subió, agarrado de los alambres eléctricos, para retratar -a través de una ventana- a cuatro personas que habían sido asesinadas en un hotel. Los ´únicos que no aplaudieron este acto de malabarismo circense fueron sus familiares.

Recordó que uno de los peores males de algunos periodistas y fotógrafos de prensa es el “jue que”. Las planas de los periódicos y las rotativas están a la espera de buenas noticias y de fotografías de impacto, nunca de excusas. Este es un oficio duro, difícil, en el que no hay lugar para los pretextos. “No traje la foto, porque jue que llegué tarde; jue que anoche solté la perra en una fiesta; jue que se me dañó el carro; jue que me quedé sin batería”, son disculpas inválidas que pueden hacer que te boten del trabajo.

Así es Jaiguer, un soñador que quiso ser oficial del ejercito, torero y hasta sacerdote. Regresó a Panamá para montar varias exposiciones fotográficas y para disfrutar de la compañía de su hijo. Está recién viejo, pero con esprines en los pies por seguir en la calle tomándole fotos a esa vida que, sin que nos demos cuenta, se va con la misma rapidez que el destello de las cámaras.

Enlace de la nota: http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2002/01/23/hoy/revista/421385.html